13 agosto 2006

Algo para empezar...


Ha pasado el tiempo y este blog de “recensiones” no ha sido alimentado como debería. Desde luego, es mi exclusiva responsabilidad, disculpen (si les importa, por supuesto, sino...)

No obstante lo anterior, en el tiempo reciente he tenido oportunidad de regresar a la literatura, luego de años atiborrándome de noticias, leyes, comunicados, informes, investigaciones, etc. Y ha sido realmente placentero e inspirador tropezar con libros que a la par de entretener, alimentan nuestro espíritu y empujan nuestros intereses vitales. “Castellio contra Calvino. Conciencia contra violencia” de Stephan Zweig (Barcelona : El Acantilado,. 2001) es precisamente uno de estos libros que comento.

Escrito con una estilo limpio y una narrativa apasionante, documentada con rigurosas e interesantes citas históricas, da cuenta de la lucha abismalmente desigual entre Sebastián Castellio, teólogo y filósofo ginebrino, en contra de Juan Calvino, el más poderoso líder de la reforma protestante del Siglo XVI. Calvino fue, en los hechos, no solo el máximo líder religioso de Ginebra, sino también el hombre más poderoso de la región, controlando el gobierno y la vida de sus ciudadanos. Calvino ocupa un trágico lugar de honor en la historia de la infamia de los fundamentalismos y los totalitarismos.

El hilo conductor de este ensayo histórico gira alrededor de la persecución, enjuiciamiento y muerte de Miguel Servet, teólogo y científico asturiano. Cuya muerte fue fraguada e impulsada por Calvino, a través de intrigas y calumnias, a raíz de la fuerte contienda teológica entre éste y Servet. Una muerte a causa de las ideas. Una muerte arbitraria e impune. Una injusticia ante la cual ningún líder reformista alzó la voz –líderes que en el pasado habían vindicado su lucha por la libre interpretación de las escrituras, por la libertad de pensamiento y de expresión– excepto Sebastián Castellio, teólogo y profesor universitario y antiguo seguidor y servidor del Calvinismo.

El destino de quienes desafían un poder tan arbitrario es su rápida desaparición o vivir en la angustia permanente de la persecución y el exilio. Calvino controlaba toda Ginebra y se valía del poder de difamar y calumniar impunemente a sus adversarios, perseguirlos y machacarlos hasta la muerte, a través de redes de delatores y vigilantes a su servicio. Castellio contaba con la valentía, la honestidad, dignidad y la lucidez para escribir algunos de los argumentos y discursos más poderosos y contundentes sobre la dignidad humana, la libertad de pensamiento y la tolerancia que jamás se hayan escrito: "matar a un hombre no es defender una idea, sino matar un hombre"

Necesito morderme la lengua, o mejor dicho, los dedos, para no entrar en detalles sobre esta fascinante historia de David contra Goliat, ustedes deben descubrirla. Se los recomiendo con devoción. Este libro es una bella alegoría a la libertad y a la lucha contra los autoritarismos y fanatismos. Es una fresca brisa dentro de nuestros abrumados pensamientos sobre nuestras realidades y nos recuerda por qué las libertades que defendemos son tan valiosas, por si a nosotros mismo se nos olvida.